El trastorno bipolar es una condición psiquiátrica fascinante pero trágica. Como clínico e investigador, con frecuencia me encuentro a mi mismo maravillado con la intensidad con la que estas personas viven y sienten su vida
Al igual que por sus capacidades creativas, los pacientes bipolares son conocidos por su "resistencia" a los tratamientos y por ser reacios a recibir y aceptar el diagnóstico. Bajo nuestro punto de vista, es totalmente imprescindible que el paciente sepa lo que le ocurre y que reciba una psicoeducación que le permita entenderlo. Esto puede evitar crisis y que la situación empeore. Es frecuente que el paciente con trastorno bipolar no llame cuando se encuentra mal o "demasiado bien". Si vive con algún familiar, son éstos los que suelen dar la señal de alerta y avisar al terapeuta y/o médico: "lleva dos días en cama, esto es insoportable, ya no puedo más" o "lleva días sin dormir, no para quieto, está tan activo que es imposible seguirle el ritmo".
Uno de los objetivos que nos planteamos es que sean ellos mismos los que detectan ese inicio de actividad excesiva o peligrosa que puede ser un posible desencadenante de hipomanía o manía. La manera más efectiva de trabajar en esta línea es cuando están eutímicos ya que así recuerdan cómo comenzaron sus anteriores manías y podemos ayudarles a identificar algunos factores de riesgo personales para ellos. Para prevenir la depresión haríamos lo mismo, ayudarles a identificar los desencadenantes externos. En ocasiones, han de aprender a controlar las "malas noticias" o la comunicación "agresiva" por parte de las personas que los rodean, faltas de respeto, &etc. Es fundamental que aprendan a manejar esas situaciones y si no se sienten seguros, que puedan esquivarlas. Es decir, actuar con mayor consciencia.
En el trastorno bipolar, como en muchos otros casos, la medicación es imprescindible ya que sirve para controlar la aparición de continuas crisis y sin ella la psicoeducación o la psicoterapia no tiene sentido. De forma que la medicación y la psicoeducación serían el agujero que le haríamos a ese vaso para evitar que rebose el agua. Siendo constantes en la toma de la medicación y trabajando en psicoterapia para aceptar la enfermedad, conocerla, evitar el consumo de drogas y excitantes, practicar una vida sana y ordenada (hábitos de sueño, alimentación,...) ayudará a controlar las gotas que caen, esquivarlas si es posible y aprender a llevar una vida sin crisis y estable. En muchas ocasiones, existe una dificultad por parte de los afectados y también de algunos familiares a la hora de aceptar la enfermedad, conscientemente ignoran el diagnóstico o no se informan y continúan manteniendo los hábitos que facilitan la aparición de las crisis. La mejor manera de solucionar esto es mediante unas sesiones de psicoeducación en las que además de informar se puede responder a todas aquellas dudas que presenten los familiares. En este sentido, es importante tener en cuenta que dependiendo del familiar habrá que dar la información de forma diferente. Por ejemplo, si los familiares ignoran el diagnóstico es importante insistirles en que la única manera de ayudar al paciente, es involucrándose en la enfermedad porque conociéndola facilitamos la mejoría. También podemos informarles de forma general de las actitudes que algunos familiares toman ante el paciente, ya que es difícil que al principio, reconozcan que ellos actúan de esa forma. De hecho, si se hace de forma directa, se pueden sentir muy ofendidos y culpables. Cuando se dan cuenta de esto es interesante desculpabilizarles y explicarles que esos comportamientos son muy frecuentes y tienen una estrecha relación con la falta de información y comprensión del trastorno, que cualquier persona sin información, incluso nosotros mismos, habría reaccionado de una manera parecida ante esas situaciones estresantes. También es importante que entiendan que lo fundamental es aprender de los errores y que ser conscientes de estas reacciones, es el primer paso para trabajar en que no se repitan. Es importante facilitar una información muy precisa sobre la enfermedad y qué medidas hay que tomar para poder ayudar adecuadamente al paciente. Esto, además de ser útil, evitará el desconcierto que suele causar el vacío informativo en el que se encuentran la mayoría de las personas que reciben este diagnóstico y sus familiares. Actualmente se está aplicando un programa psicoeducativo para personas afectadas por trastorno bipolar publicado en Ediciones Pléyades en el 2007. Autoras: Dolores Mosquera y Ana Cris Eiriz Castillo. (ver libros)