No. Se han propuesto varios factores para explicar el origen del trastorno de personalidad límite (TLP). Algunos autores han subrayado la importancia de los rasgos genéticos de la personalidad (Siever, Torgersen, et al, 2002) y su papel como factores de riesgo o protectores respecto a la sensibilidad al contexto (Steele & Siever, 2010). Otros han relacionado la sintomatología límite con las relaciones de apego temprano (Barone, 2003; Buchheim et al, 2007; Grover et al, 2007; Bakermans-Kranenburg & Van IJzendoorn, 2009; Newman, Harris & Allen, 2010). Algunos investigadores señalan una alta prevalencia de trauma, en particular trauma temprano, grave y crónico entre los pacientes borderline adultos (Horesh et al 2008; Tyrka et al, 2009; Ball & Links, 2009). En la literatura se habla de altas tasas de síntomas disociativos. Algunos autores consideran estos síntomas disociativos como síntomas de un trastorno de personalidad (Linehan, 1993, 2006), mientras otros argumentan que algunos trastornos disociativos genuinos han sido diagnosticados erróneamente como borderlines (Sar, Akyüz & Doğan, 2007; Putnam, 1997).
Sin embargo, la prevalencia de eventos traumatizantes parece ser alta, más que en otros trastornos mentales (Zanarini, 2000; Zanarini, Yong, Frankenburg et al, 2002), lo que hace que en estos cuadros no podamos ignorar estos factores. Sobre todo son frecuentes en la historia de los pacientes límite la traumatización grave temprana y los trastornos de apego.